ECJ Judgment Åklagaren, C-616/10, non bis in idem

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STJUE Åklagaren, C-616/10

Trending topics: Charter of Fundamental Rights of the European Union – Field of application – Article 51 – Implementation of European Union law – Punishment of conduct prejudicial to own resources of the European Union – Article 50 – Ne bis in idem principle – National system involving two separate sets of proceedings, administrative and criminal, to punish the same wrongful conduct – Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea – Ámbito de aplicación – Artículo 51 – Aplicación del Derecho de la Unión – Sanción de las actividades ilegales que afectan a un recurso propio de la Unión – Artículo 50 – Principio non bis in idem – Sistema nacional que establece dos procedimientos separados, administrativo y penal, para sancionar un único acto ilegal

Judgment: “1. The ne bis in idem principle laid down in Article 50 of the Charter of Fundamental Rights of the European Union does not preclude a Member State from imposing successively, for the same acts of non‑compliance with declaration obligations in the field of value added tax, a tax penalty and a criminal penalty in so far as the first penalty is not criminal in nature, a matter which is for the national court to determine.

2. European Union law does not govern the relations between the European Convention for the Protection of Human Rights and Fundamental Freedoms, signed in Rome on 4 November 1950, and the legal systems of the Member States, nor does it determine the conclusions to be drawn by a national court in the event of conflict between the rights guaranteed by that convention and a rule of national law.

3) European Union law precludes a judicial practice which makes the obligation for a national court to disapply any provision contrary to a fundamental right guaranteed by the Charter of Fundamental Rights of the European Union conditional upon that infringement being clear from the text of the Charter or the case-law relating to it, since it withholds from the national court the power to assess fully, with, as the case may be, the cooperation of the Court of Justice of the European Union, whether that provision is compatible with the Charter”.

Comment: although the Court admits the compatibility of a tax penalty and a criminal penalty for the same acts, it requires that “the first penalty is not criminal in nature” and highlights that “three criteria are relevant for the purpose of assessing whether tax penalties are criminal in nature. The first criterion is the legal classification of the offence under national law, the second is the very nature of the offence, and the third is the nature and degree of severity of the penalty that the person concerned is liable to incur (Case C-489/10 Bonda [2012] ECR I-0000, paragraph 37)” (par. 35).

The Court also makes clear the limited scope of application of the Charter of Fundamental Rights of the EU: it is only applicable to the Member States when they apply European law. However the judgment considers that national regulation of the VAT involves an application of EU law even if it does not implement a Directive: “The fact that the national legislation upon which those tax penalties and criminal proceedings are founded has not been adopted to transpose Directive 2006/112 cannot call that conclusion into question, since its application is designed to penalise an infringement of that directive and is therefore intended to implement the obligation imposed on the Member States by the Treaty to impose effective penalties for conduct prejudicial to the financial interests of the European Union” (par. 28).

The Court makes also clear that the European Convention of Human Rights is not part of the EU legal order. And this circumstance has not been changed by the Charter of Human Rights of the EU. Regarding “the conclusions to be drawn by a national court from a conflict between national law and the ECHR, it is to be remembered that whilst, as Article 6(3) TEU confirms, fundamental rights recognised by the ECHR constitute general principles of the European Union’s law and whilst Article 52(3) of the Charter requires rights contained in the Charter which correspond to rights guaranteed by the ECHR to be given the same meaning and scope as those laid down by the ECHR, the latter does not constitute, as long as the European Union has not acceded to it, a legal instrument which has been formally incorporated into European Union law. Consequently, European Union law does not govern the relations between the ECHR and the legal systems of the Member States, nor does it determine the conclusions to be drawn by a national court in the event of conflict between the rights guaranteed by that convention and a rule of national law (see, to this effect, Case C-571/10 Kamberaj [2012] ECR I-0000, paragraph 62)” (par. 44).

However “European Union law precludes a judicial practice which makes the obligation for a national court to disapply any provision contrary to a fundamental right guaranteed by the Charter conditional upon that infringement being clear from the text of the Charter or the case-law relating to it, since it withholds from the national court the power to assess fully, with, as the case may be, the cooperation of the Court of Justice, whether that provision is compatible with the Charter” (par. 48). In our view this conclusion is not limited to the Charter: it should be applicable to every provision of European Union law.

Many thanks to Federico Garau and Ignacio Gutiérrez for the piece of information.

Sentencia: 1) “El principio non bis in idem enunciado en el artículo 50 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea no se opone a que un Estado miembro imponga, por los mismos hechos de incumplimiento de obligaciones declarativas en el ámbito del impuesto sobre el valor añadido, sucesivamente un recargo fiscal y una sanción penal si la primera sanción no tiene carácter penal, cuestión que incumbe comprobar al órgano jurisdiccional nacional.

2) El Derecho de la Unión no regula la relación entre el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, firmado en Roma el 4 de noviembre de 1950, y los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros y no establece tampoco las consecuencias que debe deducir un juez nacional en caso de conflicto entre los derechos que garantiza dicho Convenio y una norma de Derecho nacional.

3) El Derecho de la Unión se opone a una práctica judicial que supedita la obligación del juez nacional de no aplicar ninguna disposición que infrinja un derecho fundamental garantizado por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea al requisito de que dicha infracción se deduzca claramente del texto de dicha Carta o de la jurisprudencia en la materia, dado que priva al juez nacional de la facultad de apreciar plenamente, con la cooperación del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en su caso, la compatibilidad de dicha disposición con la Carta”.

Comentario: el Tribunal considera compatible con el principio de “non bis in idem” la concurrencia de sanciones administrativas y penales por unos mismos hechos”, siempre que las primeras no tengan auténtico carácter penal a pesar de su denominación. “Para apreciar la naturaleza penal de las sanciones fiscales, tres criterios son pertinentes. El primero es la calificación jurídica de la infracción en Derecho interno, el segundo la propia naturaleza de la infracción y el tercero la naturaleza y gravedad de la sanción que puede imponerse al interesado (véase la sentencia de 5 de junio de 2012, Bonda, C‑489/10, Rec. p. I‑0000, apartado 37)” (pár. 35).

El Tribunal subraya el limitado ámbito de aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales: ésta sólo resulta aplicable cuando esté en juego la aplicación de una norma de Derecho Europeo, distinta de la propia Carta. Sin embargo, el Tribunal considera que una norma nacional dirigida a garantizar la aplicación del IVA debe respetar los derechos garantizados en la Carta, aun cuando no se haya dictado para adaptar el Derecho nacional a la directiva comunitaria: “el hecho de que las leyes nacionales en las que se basan los recargos fiscales y la acción penal no hayan sido adoptadas para adaptar el Derecho nacional a la Directiva 2006/112 no afecta a esta conclusión, dado que mediante la aplicación de dichas leyes se pretende sancionar la infracción de las disposiciones de la mencionada Directiva y, por tanto, dar cumplimiento a la obligación impuesta por el Tratado a los Estados miembros de sancionar de modo efectivo los actos que causen un perjuicio a los intereses financieros de la Unión” (pár. 28).

Además, el Tribunal subraya que el Convenio Europeo de Derechos Humanos no forma parte del Derecho de la Unión Europea y que esta circunstancia no se ha modificado como consecuencia de la aprobación de la Carta: “por lo que se refiere, en primer lugar, a las consecuencias que debe deducir un juez nacional en caso de conflicto entre el Derecho nacional y el CEDH, debe recordarse que, si bien los derechos fundamentales reconocidos por el CEDH forman parte del Derecho de la Unión como principios generales –como confirma el artículo 6 TUE, apartado 3–, y el artículo 52, apartado 3, de la Carta exige dar a los derechos contenidos en ella que correspondan a derechos garantizados por el CEDH el mismo sentido y alcance que les confiere dicho Convenio, éste no constituye, dado que la Unión no se ha adherido a él, un instrumento jurídico integrado formalmente en el ordenamiento jurídico de la Unión. En consecuencia, el Derecho de la Unión no regula la relación entre el CEDH y los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros y no establece tampoco las consecuencias que debe deducir un juez nacional en caso de conflicto entre los derechos que garantiza dicho Convenio y una norma de Derecho nacional (véase, en este sentido, la sentencia de 24 de abril de 2012, Kamberaj, C‑571/10, Rec. p. I‑0000, apartado 62)” (pár. 44).

Sin embargo, “el Derecho de la Unión se opone a una práctica judicial que supedita la obligación del juez nacional de no aplicar ninguna disposición que infrinja un derecho fundamental garantizado por la Carta al requisito de que dicha infracción se deduzca claramente del texto de dicha Carta o de la jurisprudencia en la materia, dado que priva al juez nacional de la facultad de apreciar plenamente, con la cooperación del Tribunal de Justicia en su caso, la compatibilidad de dicha disposición con la Carta” (pár. 48). Pensamos que esta conclusión no sólo se aplica a la Carta, sino a todo el Derecho de la Unión.

Muchas gracias a Federico Garau y Ignacio Gutiérrez por facilitarnos la información.

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