Estos días de reclusión han potenciado las conferencias y clases en línea y nos han servido a muchos para descubrir la utilidad de diversas aplicaciones informáticas que las hacen posibles.
En la Universidad Nacional de Educación a Distancia la informática es esencial. Sin embargo, en la “antigua normalidad”, las clases en línea venían representando un papel limitado.
La enseñanza de la UNED se basa en un modelo mixto: atención telemática al Estudiante por los profesores de la Sede Central (el llamado equipo docente) y atención presencial por parte de los tutores en los 60 centros asociados distribuidos por todo el territorio español. La atención presencial se desarrolla mediante “tutorías” que, al menos en el ámbito del Derecho, consisten generalmente en clases presenciales.
Los tutores pueden ser profesionales sin otra vinculación con el mundo universitario, así como profesores de la propia UNED o de otras universidades publicas o privadas.
¿Qué papel desempeñan las vídeoclases? La función principal del equipo docente está en grabarlas para que estén a disposición de todos los estudiantes. Por regla general, en el caso de los tutores las clases se imparten presencialmente, aunque -en función de los medios técnicos disponibles- pueden ofrecerse también en streaming a través de una aplicación específica de la UNED (Webconferencia). En este caso, el tutor tiene la opción de grabar las clases que imparte.
En defintiva, con carácter general, en la Facultad de Derecho de la UNED apenas utilizábamos las clases en línea en sentido estricto. Sí resultaban frecuentes, en cambio, la grabación de clases sin asistentes y la transmisión en directo de tutorías presenciales (que, en algunos casos, se grababan).
Sin embargo, con motivo del estado de alarma, las tutorías presenciales tuvieron que desaparecer y se vieron sustituidas por clases en línea, que el tutor podía grabar o no.
La aplicación de la UNED utilizada (Webconferencia) tiene una funcionalidad parecida a las plataformas comerciales. La parte principal de la pantalla se ocupa por un documento que el profesor puede marcar o anotar. Además los alumnos pueden ver al profesor. La aplicación se ha configurado de modo que el profesor no ve a los estudiantes (sí el listado de los que atienden la sesión) y estos solo pueden comunicarse a través de un chat. Desde el punto de vista técnico la aplicación de la UNED ofrece otras posibilidades, pero este es el modelo que se ha seguido durante el estado de alarma (al menos en el Centro Asociado de Madrid).
Los estudiantes no pueden conectarse en directo a las vídeoclases de cualquier tutor, sino solo a la de aquellos que les corresponden según criterios geográficos y otras reglas de distribución por grupos. En mi caso, el seguimiento en directo de las tutorías ha rondado los 30 estudiantes.
Mi experiencia durante estos tres meses ha sido la siguiente: la técnica de las clases en línea es muy distinta de la correspondiente a la grabación de clases presenciales y también a la de las clases grabadas sin púbico.
Estas últimas se desarrollan sin interrupciones ni preguntas. Por tanto resulta especialmente importante la preparación de un guión, de modo que se explique todo lo esencial con especial claridad. Los ejemplos son útiles, pero debe prescindirse de las anécdotas, las referencias a la actualidad y otras cuestiones colaterales.
Las clases presenciales no se prestan bien a la grabación. Aunque también deban desarrollarse a partir de un guión, conviene reservar un margen suficiente a la espontaneidad del profesor en función de la actualidad y las preguntas de los asistentes. La grabación de estas clases tiene una utilidad secundaria: permitir a los asistentes repasarlas o bien hacer posibles que las sigan aquellos estudiantes que no hayan podido hacerlo en directo.
En cambio, las clases impartidas exclusivamente en streaming se dirigen principalmente a los estudiantes conectados en directo (aunque también puedan grabarse). El profesor se enfrenta en ellas a una dificultad especial para captar si los estudiantes están comprendiendo correctamente las explicaciones.
En las clases presenciales el lenguaje corporal de los alumnos constituye un indicio útil que se complementa con el planteamiento de preguntas rápidas por parte del profesor o de los estudiantes para determinar si existe o no “sintonía”. Además, el profesor puede subrayar su explicación con gestos que no se reflejan correctamente en la ventana de una pantalla de ordenador.
Por consiguiente, las clases en streaming requieren un esfuerzo suplementario para comprobar que los estudiantes van entendiendo la explicación. En mi experiencia, esto requiere interpelar a los alumnos cada vez que se ha concluido de explicar cualquier cuestión que presente cierta dificultad. Dado que los estudiantes contestan a través del chat, y que la explicación adicional se realiza sin poder ver las reacciones de los estudiantes, se ralentiza el ritmo de la clase. Una posible solución estaría en dedicar más tiempo. Si esto no es posible, deberán seleccionarse previamente los puntos de la materia que requieren una especial explicación, mencionando los demás de modo esquemático.
En definitiva, esto supone que la misma materia se puede explicar en menos tiempo en una clase pregrabada, requiere una duración superior en una clase presencial (se grabe o no) y aún más tiempo (o una selección más estricta de los puntos a tratar) en una clase impartida en streaming. Claro que esta experiencia se limita a las asignaturas del grado en Derecho y no me parece trasladable a las sesiones especializadas.
Pedro Herrera Molina
Catedrático de Derecho Financiero y Tributario, UNED
Estimado Pedro, mi experiencia ha sido similar. Para poder comunicar a los alumnos el contenido de la unidad correspondiente aproveché el sistema de la clase invertida.
A inicios de semana les remitía un word donde de forma ordenada les exponía: qué tema abordaríamos esa semana, cuantos subapartados había en la explicación y las preguntas referentes a cada apartado.
Cada apartado lo grababa en una píldora distinta de 15 a 20 minutos donde mediante un breve saludo inicial mío, para que vincularan la materia con una cara (una persona humana), se iniciaba la explicación pasando a explicar el contenido sobre un P. Point. En el mismo P. Point se incorporaban las preguntas correspondientes a esa píldora, ubicadas en los lugares clave de la explicación para que los alumnos pudieran parar el vídeo e intentaran responder con lo explicado hasta el momento.
Los vídeos se engarzaban en el word mediante un enlace en su apartado correspondiente.
Así lo hice en cada píldora de cada tema. En la clase en streaming hablábamos sobre sus dudas.
Al final de la semana me mandaban las soluciones de los ejercicios bastante bien. Las horas se han triplicado… eso sí. Pero ha funcionado muy bien.